domingo, 11 de julio de 2021

La niebla - el mar de nubes

 EXCURSIÓN A LA ALFAGUARA -- 8 de Enero de 2006  -

 

Ciclistas sobre las nubes

Cuando nos levantamos la niebla estaba dentro del patio de la casa. No se veía ni la farola de la calle desde la ventana de la cocina, pero eso no nos desanimó. Somos así de valientes. 

Nos abrigamos como solíamos hacer en los días mas crudos del invierno: dos camisetas, dos pares de calcetines y dos guantes, las chaquetas de 'neopreno', los pantalones largos y la bufanda, porque el día, además de estar envuelto en niebla, estaba oscuro, húmedo y muy, muy frío.  Tuvimos que poner los dos faros de la bici, el de delante que es como una linterna fuerte que se atornilla al manillar y el de detrás que hace intermitencia roja.

Fantasmas de la última Navidad

Confiábamos en que la niebla se despejara en el cortijo Regajo de Tejutor pero no fue así;  nos acompañó buena parte del camino.

De hecho cuando paramos en Nívar desde nuestro mirador habitual, junto al Ayuntamiento, solo veíamos la niebla a todo nuestro alrededor. Las ultimas luces de Navidad, que aún colgaban  de las calles parecían fantasmas y yo me sentía en la bici por esas calles como un barco a la deriva.  

Niebla en el Mirador de Alfacar

 En el mirador de Alfacar, donde comienza la subida  a la Alfaguara, aún estábamos rodeados por la niebla y en lugar de las hermosas vistas solo se veía un mar blanco de nubes debajo de nosotros que cubría toda la vega, la ciudad y los pueblos de alrededor. El Lucero en la distancia lucía sus primeras al fondo del paisaje.

Por fin la niebla se abrió mientras subíamos por la cuesta del campamento. Yo dije de dije de hacer una parada para hacer fotos de este mar de nubes que se nos había quedado atrás. 

Mar de nubes

 

Empezaba ya a subir gente en bici, en coche y andando. En uno de los grupos de cicliostas vi a una de mis alumnas del nocturno de  esas pasotillas que dicen todo el tiempo ‘tronco’, guay’ y 'qué rollo, tío' y se quedó de piedra de vernos a Pedro y a mí en lo alto del monte en ¡bicicleta! --¡Tío que fuerte! ¡Son mis profesores!

 

Hielo en el suelo

Esta vez llegamos hasta el Helipuerto donde hacia muchísimo frío. Una capa de hielo lo cubría todo, algunas hojotas verdes  asomaban por las grietas. 

 En el camino de vuelta, en la bajada por la carretera, nos desviamos por un ataajo que normalmente no usamos porque está en un muy mal estado, hasta un mirador que no conocíamos y que nos dejó sin palabras. La vista era apabullante a pesar de la gran cantidad de basura que había por todos sitios. A nuestra izquierda aparecía toda Sierra Nevada totalmente cubierta de nieve, al fondo el mar de nubes que cubría la ciudad, la Vega y todos los pueblos de los alrededores. 

Sierra Nevada desde la Alfaguara

Estuvimos allí un buen rato disfrutando del paisaje.  Nos sentíamos privilegiados y recompensados de nuestro esfuerzo, estábamos por encima de todo y por encima del mal tiempo que nos había acompañado desde que salimos de casa y empezamos a subir. Había sido una niebla tan espesa que no se veía mas allá de unos metros.   

Era maravilloso poder disfrutar del sol y un paisaje de ensueño. Brillaba el sol como en la playa.  ¡Qué suerte!

 

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