Túnez - verano 2007

Por la A-92, camino de Sevilla

Empezamos la aventura - Lunes 16 de Julio de 2007 

  Hemos hecho muy buen viaje desde casa hasta Sevilla a pesar del tremendo calor de la campiña sevillana por esos pueblos llanos y amarillos que antes cruzaba la carretera nacional y que ahora se quedan lejos de nosotros: Estepa, Osuna, La Roda, El Arahal.

 Vinimos rápido y como salimos con tiempo ‘por si acaso’ llegamos pronto. Así que ya nos hemos recorrido todo el aeropuerto: tiendas, aseos, restaurante, cafetería. Hemos visto que han abierto nuevas tiendas y han arreglado la zona de embarque desde la última vez que estuvimos aquí, cuando vinimos a recoger a Ara que venía de París en Navidad hace tres años. A pesar de los cambios sigue siendo un aeropuerto bastante chungo, está sucio, mal cuidado y como hecho a trompicones y eso que lo diseñó Rafael Moneo y lo hicieron nuevo para la EXPO92.

El embarque y el vuelo fueron puntuales, pero a pesar de que todo transcurrió según el horario previsto fue un día muy largo. Llegamos a las 11.20 de la noche al aeropuerto de Monastir Habib Bourguiba donde un autobús nos recogió a nosotros y los otros componentes de nuestro grupo para llevarnos al Hotel Occidental Monastir que estaba justo enfrente del aeropuerto. 

Hotel Occidental Monastir


 Cuando llegamos ya eran las doce; nos dieron una ligera cena fría de restos y nos asignaron la habitación, un proceso siempre largo y pesado cuando se viaja con un grupo de turistas. Hasta la una de la madrugada no nos echamos a dormir y fue una noche corta porque teníamos que madrugar. No me importó mucho porque el hotel no se merecía más tiempo: era feo, descuidado y decadente.  Si la cena había sido mala, el desayuno no fue mejor. Como nos levantamos a las seis, aun no estaba preparado y solo tomamos un café y unas galletas y nos dispusimos a vivir otro largo día.

Martes, 17 de julio - Ya estamos en Túnez

La carretera desde el bus

Aunque se parece a Marruecos, Túnez  es menos caótico y menos pobre. A pesar de eso a mi me parece que aquí también el tiempo se ha detenido. Cuando cruzamos los pueblos, y la carretera siempre cruza los pueblos,  vemos a los hombres sentados en el bar tomando té y fumando mientras las mujeres pasan tapadas de arriba abajo, y nadie parece tener mucha prisa.

Nuestro viaje sigue por carreteras en línea recta que parecen no tener fin.

Azul tunecino

Paramos a desayunar en un cafetín blanco decorado con cenefas azules en puertas y ventanas – azul tunecino. En esta primera parada nos damos cuenta de que vamos en un grupo y siempre tenemos que estar esperando a alguien para retomar nuestra ruta.

El Anfiteatro romano de EL JEM
Nuestro guía y otras indicaciones
 Hoy fuimos a ver el gran anfiteatro de EL JEM. Aunque llegamos a las 9.30 de la mañana ya el sol pegaba fuerte y allí plantados en la arena del anfiteatro escuchando a nuestro guía Mohamed, que tenía tendencia a enrollarse, sentía que se me iba a derretir el cerebro y la máquina de fotos. El habló demasiado y nosotros vimos poco de aquel impresionante lugar.

Al autobús de nuevo a hacer kilómetros y kilómetros de carretera entre campos secos y algunos olivos y zonas de desierto hasta que llegamos a un palmeral, un oasis marítimo en Gabes donde comimos en el Hotel Oasis un almuerzo rápido y no muy bueno. En este pueblo pudimos pasear un rato por su pequeño zoco, pero aun no habíamos conseguido cambiar moneda y no teníamos dinero para comprar nada. Yo hice fotos de los puestos del mercado donde colgaban las esponjas naturales que cubrían casi toda la puerta y de una tienda que se llamaba La Cueva de Alí Baba.

En el zoco de Gabes
 De nuevo al autobús a hacer más kilómetros todavía hasta el puerto donde nuestro autobús se introdujo en el transbordador que nos llevaba a la isla de Djerba junto con un viejo camión lleno de barriles de aceite de motor y mucha más gente que se dirigía como nosotros a la isla del turismo de Túnez. 
El camión en el ferry

 Nuestro autobús nos llevó a nuestro Hotel Azurian  en la zona occidental y turística de la isla. Hora de descansar

 Miércoles 18 de Julio - En la ISLA DE DJERBA

 Otro madrugón con parte de nuestro grupo para realizar las visitas programadas para hoy: - calzada y puente romano, Museo de Gellala, pueblo alfarero de Gellala, Hom zouk – capital de la isla de Djerba – visita al zoco y comida.

Limpio como recién encalado

Las visitas de hoy fueron fantásticas. Recuerdo entre brumas, no sé si por lo temprano de la hora, la humedad del lugar o lo rápida que fue la visita, que desde el autobús vimos unas ruinas romanas a lo lejos y los restos de la calzada romana cerca de la costa. Pero no paramos allí. Sí que disfrutamos de una visita completa en el Museo de Tradiciones Populares de Gelalla. Un guía nos explicó las diferentes salas y los objetos y oficios que allí se mostraban, pero a mí lo que más me gustó fue el edificio, blanco y limpísimo que lucía contra el cielo azul brillante como una pared andaluza  recién encalada. 

Yo quise recordar mi infancia trillando en el Hoyo

En un patio del museo unos camellos con un trillo antiguo trillaban la mies esparcida en el suelo para que los turistas les hiciéramos fotos. Yo fui valiente y me senté en el trillo con el hombre que gobernaba al camello. 

Me encantaron los aperos, las piezas de cerámica e incluso las figuras vestidas con trajes tradicionales que representaban en pequeños cuadros teatrales los oficios de los artesanos. 


El Museo estaba en lo alto de una colina  pero no se podía ver bien el paisaje porque el calor difuminaba todo a nuestro alrededor.

Desde allí nos llevaron a visitar el pueblo alfarero de Gelalla. Nos metimos por el laberinto de talleres de barro. Sus puertas abiertas nos dejaban ver las cántaras y otros objetos puestos a secar y los hornos en el suelo. 


Entramos en uno de los talleres, donde un maestro alfarero muy joven, subido en lo alto de un torno de pie de los antiguos, nos hizo una demostración de su arte. A mi aquello obviamente me parecía fantástico. Los demás pasaban mucho de este asunto. 

Me quedé con la boca abierta


Allí compramos algunas cosas y también un cesto de paja, de los que antes se utilizaban aquí para hacer la compra, pero con un curioso remate en azul tunecino hecho con una cuerda de plástico como las que usábamos antes para atar las persianas de lamas de madera.  

Fue un día turístico muy interesante. Yo disfruté mucho aunque pasé mucho calor pero todo me pareció atractivo y la gente siempre fue hospitalaria y amable con nosotros


Parecen decirnos a los turistas:  - Pasa, la puerta siempre está abierta.


Jueves, 19 de julio          Houm Souk - Isla de Djerba
 Primer día de relax y vacaciones.
La fortaleza

Después  del desayuno tomamos un taxi que nos llevó desde nuestro hotel a Houm Souk. Nos dejó en una gran explanada cerca de la orilla, junto a la Fortaleza de los Españoles, un autentico castillo construido para defender la ciudad contra los ataques de los turcos, quienes finalmente conquistaron la ciudad y echaron a los españoles de allí. Están restaurándolo pero pudimos visitar algunas salas y ver las balas de piedra allí almacenadas.

El castillo era interesante y las vistas hacia la bahía eran muy bonitas, el mar estaba totalmente en calma, se veían algunos barquitos de pesca a lo lejos. Aun el calor era tolerable y el paseo fue agradable.

Cuando salimos de la Fortaleza nos metimos en el mercadillo que había en la explanada donde nos había dejado el taxi. 

Era un mercadillo autentico y local, no para turistas. Algunos comerciantes habían colocado su mercancía en el suelo y otros exponían la ropa colgada de los árboles. también había también tenderetes y puestos de especias, ropa, cerámica, comida, música y toda clase de cacharros y útiles de cocina. Todo era muy barato y muy popular. 

Pasamos el resto de la mañana en la ciudad. Ya hacía muchísimo calor y yo sudaba todo el rato, pero era más tolerable por las callejuelas del zoco donde dimos vueltas y vueltas como si fuera un laberinto; pasábamos una y otra vez por las mismas callejas, esquinas y tiendas. En un cafetín encantador nos sentamos un rato bajo las adelfas y los arboles en un rincón fresco entre turistas y locales. Allí recuperamos fuerzas para seguir con el paseo, las fotos y las compras.

Esto de las compras lo lleva Pedro que es quien sabe regatear. Compramos una pulsera de plata labrada y un collar de lapislázuli en una joyería judía. El hombre nos pidió 200 dinares al principio y finalmente pagamos 130. Al final no sabes quién se queda con quién, como siempre. 


Ayer también compramos una tela más grande blanca, una especie de lienzo con cintas de colores cosidas que son las que usan todas las mujeres de Djerba para envolver su cuerpo cuando salen a la calle y también las usan como tapetes de mesas y muebles. Las hay por todos sitios y son alegres y preciosas, yo ahora la uso para ir a la playa.

Yo hacía fotos todo el tiempo de todo lo que veía a mi alrededor, todo me encantaba y me llamaba la atención y me lo quería llevar en mis recuerdos y en mi corazón. 


Fotografiaba las esquinas, las ventanas, los rincones, los puestos del mercado de Houm Souk. Me parecían preciosas las casas pensiones, una especie de fonda donde todas las habitaciones se distribuyen alrededor de un patio central en la planta baja y con una galería corrida en la primera planta, como las corralas de vecinos.

  La mayoría de estas fondas se han reconvertido en hotelitos y en una de ellas estaba el Albergue Juvenil. Pintadas de blanco con las ventanas y puertas en el color azul típico de Túnez, con adelfas rosas y blancas plantas en las macetas del patio, eran tan fotogénicas que no podía parar de hacerles fotos.

Para volver al hotel cogimos un taxi de nuevo. Fue fantástico no tener que regatear, ¡nos cobró justo lo que marcaba el taxímetro!



Viernes 20 de julio - Una larga y maravillosa jornada de turismo

4.30 de la mañana – madrugón. Desayuno. Cuando salimos del hotel con nuestro grupo,a las 5.30 de la mañana, aun era noche cerrada.  Amaneció mientras esperábamos la salida del transbordador que nos sacaría de la isla de Djerba.

 Eran las siete menos diez de la mañana y fue maravilloso disfrutar de la luz del sol saliente que se reflejaba en el agua del puerto entre los barcos de los pescadores.

Un chaval acariciaba un camaleón y lo dejaba posar para que los turistas le hiciéramos fotos. Yo me asomé por las ventanas con celosía de la parada del puerto y vi las pequeñas barcas de pesca volver a puerto tranquilamente sobre un mar de color rosa. Fue el único momento fresco natural de todo un largo día.


Primera paradaMatmata. Viviendas trogloditas excavadas en la roca. Lo curioso es que no estaban excavadas en paredes, como las que hay en el Sacromonte o en Guadix; estas viviendas de Matmata están excavadas en el suelo, son subterráneas y se abren a un gran pozo vertical a donde dan las puertas de las otras cuevas. 

 Nosotros visitamos una de estas casas-cueva que tenía  el aspecto de haber sido diseñada especialmente para las visitas turísticas, pero mantenía el encanto de estas construcciones.  Un hombre y una mujer mayores con la vestimenta típica de la zona nos enseñaban su casa y sus rincones: la cocina, el dormitorio, las alacenas, las cortinas que separaban las habitaciones. La mujer preparó unos panes en un horno colocado en el exterior de la cueva y nos los ofreció calientes para mojar en un cuenco con aceite al terminar la visita. Nos vendió unos pequeños tapices por diez dinares que se suponía que los hacía ella misma, pero los hay a miles en cualquier zoco. A pesar de estos pequeños ‘montajes’ a mí me gustó mucho esta visita.
Me gustó la casa, el camello atado a la puerta para hacernos las fotos, el horno antiguo, un váter letrina en lo alto de unas piedras. Todos hicimos fotos y nos reímos y regresamos al aire acondicionado del autobús.

En un blog de viajes, Un Mundo Interminable encontré esta información sobre la casa de los padres adoptivos de Luke Skywalker:   El interior de la casa está rodado en Matmata, en lo que antiguamente fueron viviendas bajo tierra para los bereberes que excavaban la arena arcillosa buscando temperaturas más agradables y constantes. Hoy en día es un hotel troglodita, Sidi Driss. Este hotel dispone de 5 patios y uno de ellos, el  patio Star Wars, es el que se utilizó para escenificar el comedor, la cocina y el patio de los Lars, los padres adoptivos de Luke Skywalker. 

Camino de Douz - casi desierto

 El camino desértico recordaba al principio a la zona de Guadix y la Hoya de Baza.  Cuando el paisaje se volvía cada vez más seco y con muy poca vegetación recordaba al desierto de Tabernas por la carretera de Almería, pero finalmente en Douz por fin llegamos al autentico desierto de arena.

 Domingo 22 de julio 2007  - Tozeur - Sbeitla -  Kairuán

 La vida de turista es muy dura y los guías a veces la hacen mas difícil. 

Noche en Tozeur . Se presentaba un día largo. Yo había puesto el despertador a las cinco de la mañana pero a las cuatro y media ya estaba despierta oyendo de nuevo, igual que todo el día de ayer, la llamada a la oración desde todos los minaretes de Tozeur. Había dejado la ventana abierta durante la corta noche y aunque no sirvió para que entrara el fresco, sí entraba el sonido del país desde todas las mezquitas de la ciudad.

El sol salía por el desierto

Tomamos un desayuno rápido y de nuevo a la carretera. Amanecía mientras cruzábamos el desierto. Hicimos una breve parada en Gafsa para tomar un café.

 A las 9.30 llegamos a Sbeitla para ver las ruinas de la gran ciudad romana de Sufétula. Como en todas nuestras visitas, el precio de las entradas estaba incluido en el total del viaje, excepto el dinar que yo pagué en cada una de ellas por “el derecho a hacer fotos”. Me pareció una buena idea, y recordé que ya pagué por este derecho cuando visitamos la Fundación Maeght en Saint Paul de Vence, y ¡mucho mas de un dinar! 

Arco de Antonino Pio

 El lugar estaba bien cuidado, restaurado y conservado; todo estaba muy limpio y entre las piedras crecían flores de las que cogí algunas semillas para el jardín. Me gustó sobre todo el Templo de Júpiter en el Capitolio, el Foro, el arco de Antonino Pio y los mosaicos. 

Flores entre las ruinas
Nosotros entre las ruinas

Más ruta en el autobús, aquel día hicimos más de 300 kms desde nuestra salida temprana de Tozeur, hasta que llegamos sudorosos y agotados a la gran ciudad de Qairuán,  la última etapa de nuestro viaje por Túnez.

Aljibes de los Aghlabides

 Nuestro guía debió de pensar que aun no estábamos todo lo cansados que tienen que estar los turistas y que era la mejor hora para hacer visitas. Por eso antes de dejarnos en el hotel, nos llevó a ver los antiguos Aljibes o estanques de los Aghlabides bajo un sol de justicia. Para poder apreciar lo grandes que son estos estanques del siglo nueve que abastecían de agua la ciudad, tuvimos que subir a un mirador en la terraza de un edificio cercano donde también había una tienda de recuerdos y un cafetín – ¡qué sorpresa!

El mirador sobre los aljibes 

No sé si es que hacía muchísimo calor o que la vista de los enormes estanques redondos unos con agua y otros vacíos, no tenía mucho encanto, pero no disfruté de la visita aunque me sirvió para comprar una pequeña guía de Túnez en español. Debe de ser que entonces no tenía todavía la costumbre de comprar la guía del lugar que íbamos a visitar con tres meses de anticipación.

 
22 de Julio de 2007 - Qairuán o Kairuán (القيروان, al-qayrawān)  Nuestra siguiente visita en esta ciudad fue la Mezquita del Barbero, conocida también como el Mausoleo de Sidi Sahab .

Puerta de la Mezquita

Esta Mezquita consiste de varios edificios y  patios unidos  por galerías y habitaciones decoradas de arriba a abajo con azulejos y mosaicos llenos de color y con yeserías que llegan hasta el techo y que recuerdan a las de la  Alhambra.

Yeserías como las de la Alhambra

Azulejos

Los azulejos me resultaban familiares - ¿sevillanos? ¿portugueses?, ¿cómo los de la casa de mi abuela?  No lo sé, pero yo los fotografié como si para mí fueran totalmente novedosos. 

Los turistas

Es que no podía parar de hacer fotos de tantos hermosos detalles, de tanta gente que paseaba por las galerías, o charlaba con un amigo, o permanecía tranquila, junto a una puerta viendo pasar el tiempo. 

No quiero molestar

Eso fue lo que mas me gustó de esta visita:  la gente del lugar. Ellos nos ignoraban a los turistas y seguían con sus vida a lo suyo.

Un consejo de amigo

Un hombre ofrecía hierbabuena o menta para el té. También vimos a los guardianes del morabito y a los peregrinos. 
 Había mucha vida allí dentro, más que en la Gran Mezquita.
La verdad es que me encantó este Mausoleo de Sidi Sahab, esta curiosa Mezquita del Barbero, del amigo de Mahoma, Sidi Sahab, el que guardaba tres pelos del la barba del profeta.
Uno de los patios
Decoración por todos lados
Después de esta visita nos llevaron a ver la fabrica de tapices y alfombras. Entonces pensé que era solo una visita para los turistas, pero ahora que recuerdo las mezquitas que vimos sé que para los tunecinos las alfombras son casi la pieza mas importante del mobiliario de una casa. Por eso esta visita, para mi prescindible, para ellos era tan esencial. 

Aunque el taller estaba cerca de la Mezquita del Barbero, nos llevaron en autobús para poder soportar el calor de la tarde. 

Allí pasamos un par de horas que a mi me parecieron larguísimas. El encargado nos explicaba que podíamos pagar las alfombras en dinares, en euros, en dólares, en efectivo, con VISA o contra rembolso y que las podíamos llevar con nosotros o que ellos nos las mandaban a casa. Todo eran facilidades. 

Este es un telar de bajo lizo

Las mujeres tejían las alfombras con nudos en un telar de alto lizo con una paciencia infinita. 

Nos dieron un horrible té aguado y tibio y nos enseñaron miles de alfombras de todos los colores, dibujos y tamaños posibles. Un trabajador abría las alfombras dobladas o enrolladas y el encargado del marketing nos hacía el articulo, una y otra vez. Eran hermosas, estaban muy bien hechas, podrían decorar cualquier habitación de una casa; las había pequeñas, medianas, grandes y enormes. No había problema --Nosotros las enviamos a su casa, a su país y les aseguramos que llegaran en perfectas condiciones --, nos repetían una y otra vez. 

Algunos tapices
Pero al final acabé tan mareada con las explicaciones, el calor, el cansancio y tanta oferta que estuvimos a punto de comprar una gran alfombra para nuestra casa aunque esa no era ni mucho menos nuestra intención.  

 Aunque teníamos aire acondicionado, el calor seguía siendo tremendo y lo fue aun más cuando dejamos la fabrica de tapices y nos dirigimos a la Medina, al zoco. Allí nos perdimos por las callejuelas y nos fuimos relajando poco a poco.

22 de Julio de 2007 Lecciones en la Gran Mezquita de Kairuán

  No habíamos terminado con las visitas aun. Desde los aljibes nos dirigimos a la Gran Mezquita de Kairuán, la más grande del Magreb, ya que Qairuán  o Kairuan es la cuarta ciudad santa del Islam después de la Meca, Medina y Jerusalén.

Vierte aguas en el mármol del patio

Todos en el grupo tuvimos que cubrir  nuestros brazos y piernas desnudas para poder visitar la mezquita, pero esta visita sí merecía la pena. Era un edificio enorme, impresionante, con aspecto más de fortaleza que de lugar de culto. El alminar más parecía una torre de vigilancia que el lugar donde el almuédano llama a la oración. Por el tamaño recordaba a la Mezquita de Córdoba pero la decoración era mucho más sobria. 

Todos tapados en la galería -¿Quien soy yo?

Mohamed, nuestro guía, aprovechó la ocasión para “adoctrinarnos” sobre la religión musulmana y hablarnos de sus virtudes y ritos como si no supiéramos nada del tema. Allí en la galería exterior de la sala de oración, a la que solo pudimos asomarnos, pero no entrar porque somos infieles, sentados en los escalones o apoyados en los muros, escuchamos su discurso militante que ya nos había soltado en otras ocasiones a lo largo del viaje, pero esta vez fue más detallado, más religioso. Nos habló de los preceptos del Corán y se quejaba del mal trato de occidente, de la influencia occidental en las regiones del Magreb y de la larga dominación francesa y decía que todo eso terminaría algún día. 

Qué poco imaginábamos él y nosotros lo que sucedería al año siguiente, y menos aun podríamos haber sospechado que la revolución árabe empezaría precisamente en Túnez. 

Clases en la Mezquita

Me gustó mucho la Gran Mezquita. Me fascinó el enorme patio central enlosado en mármol blanco, con su vierte aguas, su reloj de sol y las galerías de arcos alrededor.  

   Todo era hermoso y estaba muy tranquilo a esa hora del día, quizás el guía la había elegido porque no coincidía con ningún rezo. Nosotros éramos turistas, no debíamos estar allí durante sus oraciones.

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