lunes, 7 de febrero de 2022

La Mezquita del Barbero en Kairuán

Diario de Viaje - 22 de Julio de 2007 - Estamos en Kairuán (القيروان, al-qayrawān)  Una de nuestras vistas de este día fue la Mezquita del Barbero, conocida también como el Mausoleo de Sidi Sahab .

Puerta de la Mezquita

Esta Mezquita consiste de varios edificios y  patios unidos  por galerías y habitaciones decoradas de arriba a abajo con azulejos y mosaicos llenos de color y con yeserías que llegan hasta el techo y que recuerdan a las de la  Alhambra.

Yeserías como las de la Alhambra

Azulejos

Los azulejos me resultaban familiares - ¿sevillanos? ¿portugueses?, ¿cómo los de la casa de mi abuela?  No lo sé, pero yo los fotografié como si para mí fueran totalmente novedosos. 

Los turistas

Es que no podía parar de hacer fotos de tantos hermosos detalles, de tanta gente que paseaba por las galerías, o charlaba con un amigo, o permanecía tranquila, junto a una puerta viendo pasar el tiempo. 

No quiero molestar

Eso fue lo que mas me gustó de esta visita:  la gente del lugar. Ellos nos ignoraban a los turistas y seguían con sus vida a lo suyo.

Un consejo de amigo

Un hombre ofrecía hierbabuena o menta para el té. También vimos a los guardianes del morabito y a los peregrinos. 
 Había mucha vida allí dentro, más que en la Gran Mezquita.
La verdad es que me encantó este Mausoleo de Sidi Sahab, esta curiosa Mezquita del Barbero, del amigo de Mahoma, Sidi Sahab, el que guardaba tres pelos del la barba del profeta.

Uno de los patios
Decoración por todos lados
Después de esta visita nos llevaron a ver la fabrica de tapices y alfombras. Entonces pensé que era solo una visita para los turistas, pero ahora que recuerdo las mezquitas que vimos sé que para los tunecinos las alfombras son casi la pieza mas importante del mobiliario de una casa. Por eso esta visita, para mi prescindible, para ellos era tan esencial. 

Aunque el taller estaba cerca de la Mezquita del Barbero, nos llevaron en autobús para poder soportar el calor de la tarde. 

Allí pasamos un par de horas que a mi me parecieron larguísimas. El encargado nos explicaba que podíamos pagar las alfombras en dinares, en euros, en dólares, en efectivo, con VISA o contra rembolso y que las podíamos llevar con nosotros o que ellos nos las mandaban a casa. Todo eran facilidades. 

Este es un telar de bajo lizo

Las mujeres tejían las alfombras con nudos en un telar de alto lizo con una paciencia infinita. 

Nos dieron un horrible té aguado y tibio y nos enseñaron miles de alfombras de todos los colores, dibujos y tamaños posibles. Un trabajador abría las alfombras dobladas o enrolladas y el encargado del marketing nos hacía el articulo, una y otra vez. Eran hermosas, estaban muy bien hechas, podrían decorar cualquier habitación de una casa; las había pequeñas, medianas, grandes y enormes. No había problema --Nosotros las enviamos a su casa, a su país y les aseguramos que llegaran en perfectas condiciones --, nos repetían una y otra vez. 

Algunos tapices
Pero al final acabé tan mareada con las explicaciones, el calor, el cansancio y tanta oferta que estuvimos a punto de comprar una gran alfombra para nuestra casa aunque esa no era ni mucho menos nuestra intención.  

 Aunque teníamos aire acondicionado, el calor seguía siendo tremendo y lo fue aun más cuando dejamos la fabrica de tapices y nos dirigimos a la Medina, al zoco. Allí nos perdimos por las callejuelas y nos fuimos relajando poco a poco.

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