Viernes 14
de septiembre 2001 - Durante un intercambio con Malmo Latinskola - Suecia
En mitad de la nada |
Ahora no hay nada más que una estación vacía: arcenes al aire libre, ascensores, vestíbulos y nada más. Era algo de
película de ciencia ficción o quizás de película de Bergman que para eso estaba
en Suecia. Pensé en este director porque tenía la sensación de una gran
soledad.
Iba muy despistada y me bajé del tren en la estación siguiente a la del aeropuerto Copenhague-Kastrup pero esa no era la mía. Tuve que esperar al siguiente tren para llegar por fin a la estación central de Copenhague. Busqué un periódico en español o en inglés porque los ataques contra las torres gemelas habían sido tres días antes y yo aun no había podido leer nada sobre el tema, y no conseguía entender las noticias en sueco en la televisión.
Salí de la estación y crucé la calle para ir a la Oficina de Turismo. Una amable señora me dio una guía de la ciudad, planos y toda clase de explicaciones.
Tras un breve paseo llegué al museo que yo quería visitar: la Gliptoteca Carlsberg (como la cerveza). Tenía el dinero justo para entrar. Pasé mas dos horas porque me lo tomé con mucha tranquilidad e hice muchas fotos. No me tomé
ni un café porque no tenía ni una corona danesa.
Pensaba que volvería a Copenhague al día siguiente sábado con Maud y ya vería entonces otras cosas de la ciudad. Disfruté mucho viendo las esculturas más famosas de Rodín. pensando que eran algo muy especial.
En Londres |
Mas tarde supe que hay reproducciones de estas esculturas en muchísimos museos, plazas y otros lugares públicos en todo el mundo y pensé que había perdido mi poco tiempo en Copenhague viendo algo que podría contemplar en cualquier otro sitio mas cerca de Granada.
Una calle de Granada |
Pero también me gustó pasear tranquilamente por el jardín de invierno y por la colección de pinturas, donde volví a casa durante unos minutos con un cuadro de vistas del Albaicin.
Con las pocas coronas suecas que Maud me
había dado había podido entrar en el Museo y con la Visa en la tienda del museo, normalmente uno de mis sitios favoritos, compré unas postales, un colgante de cristal y un libro de arte en inglés para Araceli.
Desde allí me fui a la calle peatonal a ver tiendas pero ya estaba muy cansada, saqué dinero en un cajero y me fui a comer al Rif-Raf, al restaurante mediterráneo autoservicio que nos enseñó Maud.
Nuevas alas del museo |
Nuevas alas del museo |
En Ilium, una tienda muy elegante y muy cara, me compré unas flores de
tela preciosas que aun conservo en buen estado. Compré una alfombrilla de ratón y unas libretas
de diseño muy moderno en una tienda de diseño y por
ultimo llegué a la plaza Kongens Nytorv, la de los adoquines
en el suelo, y frente al Hotel
d’Anglaterre había una fantástica exposición al aire libre de fotos enormes
tomadas desde el aire, La tierra desde el cielo, a las que yo también hice fotos.
Plaza Kongens Nytorv |
Exposición de fotos enormes |
No pude volver con Maud el sábado como habíamos planeado porque ella
estaba ocupada. Lo sentí porque me gusta mucho esta ciudad. Hay tantas cosas
que ver y yo me había pasado la mañana en un museo….
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