Hicimos buen viaje desde casa hasta Sevilla por la A-92 a pesar del tremendo calor de la campiña sevillana por esos pueblos llanos y amarillos que antes cruzaba la carretera nacional y que ahora se quedan lejos de nosotros: Estepa, Osuna, La Roda, El Arahal.
Vinimos rápido y como salimos con tiempo ‘por si
acaso’ llegamos muy pronto. Así que ya nos dio tiempo a recorrer todo el aeropuerto:
tiendas, aseos, restaurante, cafetería, comercios, quioscos. Hemos visto que han abierto nuevas
tiendas y han arreglado la zona de embarque desde la última vez que estuvimos
aquí, cuando vinimos a recoger a Ara que venía de París en Navidad hace tres
años. A pesar de los cambios sigue siendo un aeropuerto bastante chungo, está
sucio, mal cuidado y como hecho a trompicones y eso que lo diseñó Rafael Moneo y lo
hicieron nuevo para la EXPO92.
El
embarque y el vuelo fueron puntuales y aunque todo transcurrió
según el horario previsto, fue un día muy largo. Llegamos al aeropuerto de Monastir
Habib Bourguiba a las 11.20 de la
noche. Un autobús recogió nuestro
grupo para llevarnos al Hotel Occidental Monastir
que estaba justo enfrente del aeropuerto.
Hotel Occidental Monastir |
Cuando llegamos ya eran las doce; nos dieron una ligera cena fría de restos y nos asignaron la habitación, un proceso siempre largo y pesado cuando se viaja con un grupo de turistas. Hasta la una de la madrugada no nos fuimos a la cama a dormir.Solo unas horas de sueño porque teníamos que madrugar.
No me importó estar en el hotel tan poco tiempo; el hotel no se merecía más: era
feo, descuidado y decadente. Si la cena
había sido mala, el desayuno no fue mejor. Como nos levantamos a las seis, aun
no estaba preparado y solo tomamos un café y unas galletas y nos dispusimos a
vivir otro largo día.